Medicina del cuerpo

martes, 30 de junio de 2015

Claude Levi Strauss


"El pensamiento mágico no es un comienzo, un esbozo, una iniciación, la parte de un todo que todavía no se ha realizado; forma parte de un sistema bien articulado, independiente, en relación con esto, de ese otro sistema que constituirá la ciencia, salvo la analogía formal que las emparienta, que hace del primero una suerte de expresión metafórica de la segunda. Por tanto, en vez de oponer magia y ciencia, sería mejor colocarlas paralelamente como dos modos de conocimiento en cuanto a resultados teóricos y prácticos." (Strauss, 1977, pág. 30)


Nació el 28 de noviembre de 1908 en Bruselas en el seno de una familia judía. 

Cursó estudios de Filosofía y Derecho en la Sorbona de París. En el año 1934 se traslada aBrasil para trabajar como profesor de sociología en la Universidad de São Paulo, donde realizó trabajos de campo sobre las comunidades indígenas del Mato Grosso y la Amazonia. En 1942 viaja a Estados Unidos donde conoce a Roman Jakobson, cuyo estructuralismo lingüístico le influyó de manera decisiva, fue profesor visitante en la New School for Social Research de Nueva York; director asociado del Musée de l'Homme en París en 1949 y más adelante director de estudios en la Escuela Práctica de Altos Estudios de la Sorbona (1950-1974). 

En 1959 fue catedrático de antropología social en el Collège de France y director del Laboratorio de Antropología Social. Asumió las aportaciones de la escuela sociológica francesa y trasladó el análisis estructural al campo de la antropología. En este sentido, puede decirse que su obra supone, tanto una prolongación, como un giro y una nueva perspectiva en el campo de los estudios mitológicos; una prolongación, en cuanto a su continuidad con las asunciones maussianas que conciben el mito como un peculiar sistema de comunicación, con un "código" propio, cuyas categorías y estructuras es preciso descifrar; un giro, respecto de que el modelo metodológico no es ni biológico ni psicológico, sino lingüístico, buscando conexiones internas en pos de las estructuras permanentes de la lengua (diferenciando ésta del habla); y, por último, una apertura del horizonte de estudio, en tanto que ha compelido a la investigación mitológica a plantearse en otros términos los problemas antiguos (relativos, fundamentalmente, a la posibilidad del estudio científico de los mitos pertenecientes a culturas actualmente desaparecidas, como es el caso de, entre otros, los mitos griegos). 

Entre sus libros destacan: Estructuras elementales del parentesco (1949), su autobiografía, Antropología estructural (1958), Tristes trópicos (1955) y El pensamiento salvaje (1962). En 1964 se edita el primer volumen de Mitológicas, que comprende: Lo crudo y lo cocido (1964), De la miel a las cenizas (1966), El origen de las maneras en la mesa (1968) y El hombre desnudo(1971). 

Miembro de la Academia Francesa, fue condecorado con la Legión de Honor. El 30 de marzo de 2005, gana el XVII Premio Internacional Catalunya, dotado con 80.000 euros y una obra de arte, que concede anualmente la Generalitat. 

Claude Lévi-Strauss falleció el 30 de octubre de 2009 en París, Francia. 

domingo, 7 de junio de 2015

La conciencia planetaria

Las plantas en general, tanto en la filosofía taoísta como andina, se presentan con un simbolismo muy importante. Expresado en el cultivo de las ideas y del cuerpo. La palabra cultura nace de la noción de cultivar un organismo vegetal para que crezca, para que asiente raíces y se reproduzca, que genere frutos y descendencia. Estos simbolismos son muy importantes para llegar un concepto ligado a estas filosofías, la conciencia planetaria.

La conciencia planetaria nos revela que no existimos por encima de la Tierra sino que somos parte de una red compleja y sutil que incluye todas las formas de vida del planeta. El ecólogo Ramon Margalef (1919-2004) ya señalaba que no debemos hablar de “el hombre y la biosfera “sino de” el hombre en la biosfera. La conciencia planetaria también nos hace conscientes de que la existencia humana en plenitud requiere la protección y conservación de la diversidad de formas de vida con las que compartimos la tierra. (Terra, 2010, Párr. 1)

Es una valiosa lección, la lucha por nuestro planeta. Tanto en el mundo andino y oriental, se  lucha por salvar el ecosistema del planeta y del hombre. Buscan la armonía del planeta con los seres humanos, trabajan  por ser una unidad. Para prever alguna afectación o desequilibrio tanto del planeta como de la persona.

Necesitamos cultivar la responsabilidad planetaria, responsabilizándonos de las consecuencias globales de nuestras acciones a nivel socioeconómico y ecológico. Esta responsabilidad se manifestaría en un sistema económico que sea consciente de que la economía es sólo una filial de los ciclos planetarios y un sistema en el que, por ejemplo, los precios de los bienes y servicios reflejen su verdadero coste social y ecológico. Otra consecuencia de la responsabilidad planetaria es aplicar el principio de precaución a toda tecnología que tenga el potencial de agravar la insostenibilidad de nuestro mundo. (Terra, 2010, Párr. 2)


“La conciencia planetaria también incluye la responsabilidad hacia las generaciones futuras (responsabilidad intergeneracional). Varios pueblos indígenas se han guiado tradicionalmente por el llamado criterio de la séptima generación: “ten presente las repercusiones de tus actos hasta las próximas generaciones”. (Terra, 2010, Párr. 3) Es importante mantener esta visión para preservar la salud humana en generaciones futuras.